Chernobyl: Turismo resurge y perros evolucionan en la zona de exclusión
La zona de exclusión de Chernobyl, marcada por el desastre nuclear de 1986, está experimentando cambios significativos. Dos tendencias notables emergen: un renovado interés en el turismo y la sorprendente evolución de los perros ferales que habitan la región.
Turismo en Chernobyl: Un futuro post-guerra
Las autoridades de la planta nuclear de Chernobyl y la ciudad de Slavutych, construida para alojar a los trabajadores evacuados de Pripyat, han firmado un acuerdo de cooperación para impulsar el turismo local. El objetivo es doble: contribuir al desarrollo económico de la región y preservar la memoria histórica del desastre.
El plan incluye el apoyo al museo de Slavutych, la expansión del centro de información turística y la creación de exhibiciones sobre la historia de la planta y la construcción de las ciudades de Pripyat y Slavutych. Se proponen excursiones temáticas y eventos educativos sobre Chernobyl, ecología y desarrollo sostenible, con la participación de especialistas, científicos y turistas.
La educación de las futuras generaciones de Slavutych es un objetivo clave, con cursos y seminarios para guías e investigadores especializados en temas relacionados con Chernobyl y la energía nuclear.
La evolución de los perros de Chernobyl
Un estudio reciente ha revelado que los perros ferales que viven en la zona de exclusión de Chernobyl están experimentando una rápida evolución. Científicos de la Universidad de Carolina del Sur y el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano analizaron el ADN de 302 perros y encontraron diferencias genéticas significativas en comparación con perros que viven a solo 16 kilómetros de distancia.
El estudio, publicado en la revista Science Advances, no prueba que la radiación sea la causa directa de estas diferencias, pero proporciona una base importante para analizar cómo la exposición a la radiación durante décadas ha afectado el genoma de estos animales. Se investiga si han adquirido mutaciones que les permiten vivir y reproducirse con éxito en esta región.
Investigaciones anteriores han demostrado que la radiación puede acelerar la evolución en otras especies, como las ranas arborícolas orientales, que han desarrollado piel negra para protegerse de la radiación.
Estos hallazgos sugieren que la zona de exclusión de Chernobyl, aunque marcada por la tragedia, se ha convertido en un laboratorio natural para estudiar los efectos de la radiación en la vida silvestre y la adaptación evolutiva.