Machu Picchu en la mira: ¿De maravilla a destino turístico problemático?
Machu Picchu, la icónica ciudadela inca enclavada en los Andes peruanos, enfrenta un momento crucial. De ser un símbolo del orgullo nacional y un destino soñado por viajeros de todo el mundo, se encuentra ahora en el centro de la controversia, cuestionada por su gestión turística y su sostenibilidad a largo plazo.
Sobreturismo y críticas internacionales: ¿Machu Picchu ya no vale la pena?
Recientemente, la página internacional Travel and Tour World (TTW) incluyó a Machu Picchu en su lista de destinos turísticos famosos que, según su criterio, “ya no valen la pena visitar”. Esta decisión se basa en la saturación de visitantes, los altos costos asociados y el impacto negativo que el turismo masivo está teniendo sobre su patrimonio cultural y natural.
El informe de TTW destaca cómo el fenómeno del sobreturismo, impulsado por tendencias virales, la búsqueda de la “foto perfecta” en redes sociales como Instagram y las plataformas de viajes masivas, ha transformado experiencias únicas en circuitos agotadores, costosos y, en muchos casos, decepcionantes. Machu Picchu, como principal atractivo turístico de Perú, se encuentra en el epicentro de esta crisis.
La crisis de gestión turística: ¿Quién es responsable?
La Contraloría General de la República ya había alertado en mayo de 2025 sobre el constante exceso de visitantes en Machu Picchu, superando el aforo permitido y afectando directamente las estructuras arqueológicas, los caminos incas y el ecosistema de la zona. Esta situación crítica ha generado una fuerte reacción por parte de autoridades regionales y expertos en turismo.
El gobernador regional del Cusco, Werner Salcedo, ha responsabilizado directamente al Ministerio de Cultura por la mala imagen que Machu Picchu está proyectando a nivel mundial. Salcedo argumenta que el Ministerio ha demostrado ser incapaz de administrar adecuadamente la joya incaica y exige que la administración de Machu Picchu sea transferida al Gobierno Regional del Cusco.
“El Ministerio de Cultura ya es incapaz de administrar nuestra joya… están poniendo en riesgo lo que significa la conservación, preservación, cuidado de Machu Picchu. Y esto tiene que terminar”, declaró Salcedo, subrayando la necesidad de una gestión descentralizada que priorice la sostenibilidad y la protección del patrimonio.
El Ministerio de Cultura se defiende
Ante las crecientes críticas, el Ministerio de Cultura ha negado rotundamente los rumores sobre un posible incremento del aforo a 27.000 visitantes diarios. En un comunicado oficial, la institución aclaró que la capacidad de carga actual de Machu Picchu se mantiene en 4.500 visitantes diarios en temporada baja y 5.600 en temporada alta, según la Resolución Ministerial N.° 404-2024-MC.
El Ministerio de Cultura enfatizó que cualquier modificación a esta capacidad de carga requeriría estudios técnicos rigurosos y que actualmente no existe ningún sustento técnico que respalde la cifra de 27.000 visitantes. Además, anunciaron la coordinación con MINCETUR para actualizar el estudio de capacidad de carga de Machu Picchu, que data de 2015.
¿Cuál es el futuro de Machu Picchu?
La situación actual de Machu Picchu plantea interrogantes cruciales sobre el futuro del turismo en el sitio. ¿Cómo equilibrar la necesidad de generar ingresos turísticos con la imperiosa necesidad de proteger y preservar el patrimonio cultural y natural? ¿Qué medidas deben implementarse para garantizar una experiencia turística sostenible y responsable?
- Control del aforo: Implementar sistemas más estrictos de control del aforo y diversificar los horarios de visita para evitar aglomeraciones.
- Promoción de un turismo responsable: Fomentar prácticas turísticas que minimicen el impacto ambiental y cultural, incentivando el respeto por el sitio y sus tradiciones.
- Inversión en infraestructura sostenible: Desarrollar infraestructuras que permitan gestionar el flujo de visitantes de manera eficiente y respetuosa con el entorno.
- Participación de la comunidad local: Involucrar a las comunidades locales en la gestión del turismo, garantizando que se beneficien económicamente y puedan participar en la toma de decisiones.
El futuro de Machu Picchu depende de la capacidad de las autoridades, la industria turística y la sociedad en su conjunto para trabajar juntos en la búsqueda de soluciones innovadoras y sostenibles. De lo contrario, la joya incaica podría convertirse en un ejemplo de cómo el turismo masivo puede destruir aquello que pretende admirar.