¿Tenis o Intereses? Arabia Saudita y el Masters 1000
La élite de la ATP y el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudita han sellado un acuerdo para la creación del nuevo Masters 1000 saudí / ATP. Este torneo se celebrará a partir del 24 de octubre de 2025, marcando un hito en la expansión del tenis profesional.
Si Kim Jong-un hubiera transformado Corea del Norte en una potencia económica, la ATP anunciaría con orgullo el Masters 1000 de Pyongyang. En el tenis masculino actual, todo es posible. La confirmación de que Arabia Saudita albergará el Masters 1000 que tanto ha buscado ha generado un debate intenso. Hay argumentos a favor y en contra, especialmente si no hay cambios en el calendario y la organización del circuito.
No se trata de un asunto político. Arabia Saudita es una dictadura, al igual que China. Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Kazajistán, presentes en el circuito ATP, tampoco son democracias. Si el Comité Olímpico Internacional (COI) y la FIFA no han resuelto la contradicción entre el deporte inclusivo y las dictaduras que han albergado los Juegos Olímpicos y los Mundiales, menos aún se puede esperar que la ATP lo haga.
El problema no es la política. El problema es el deporte, es el tenis. Y la sensación de que el tenis ya no es lo más importante.
Cuando Andrea Gaudenzi, presidente de la ATP, afirma que ‘Arabia Saudita ha mostrado un compromiso genuino con el tenis, no solo a nivel profesional, sino también con el crecimiento del deporte en general a todos los niveles,’ queda claro que la inversión en infraestructuras y la promoción del tenis son factores clave en esta decisión.
La pregunta central es si el crecimiento económico y la expansión global del tenis justifican la asociación con regímenes no democráticos, y si el deporte puede realmente separar sus intereses de las consideraciones políticas y éticas.