Axel Kicillof sorprendió al anunciar la designación de Flavia Terigi como nueva Directora General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, tras la renuncia de Alberto Sileoni. La noticia, confirmada por un comunicado oficial, marca un cambio importante en el gabinete provincial y genera interrogantes sobre el rumbo que tomará la educación bonaerense.
Sileoni, quien ocupó el cargo y agradeció a Kicillof por la oportunidad, destacó los logros de su gestión, incluyendo transformaciones curriculares y el desarrollo de la infraestructura educativa. No obstante, su salida abre paso a Terigi, una figura destacada en el ámbito académico.
¿Quién es Flavia Terigi?
Flavia Terigi es una pedagoga de renombre, con un sólido currículum que incluye títulos de la Universidad de Buenos Aires, FLACSO y la Universidad Autónoma de Madrid. Hasta su designación, se desempeñaba como rectora de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), puesto para el que ya solicitó licencia para asumir sus nuevas funciones. Su experiencia en gestión universitaria y su trayectoria académica la posicionan como una figura clave para liderar el sistema educativo bonaerense.
Desafíos y Expectativas
La asunción de Terigi se produce en un contexto desafiante para la educación en Argentina, marcado por debates sobre el financiamiento educativo, la calidad de la enseñanza y la necesidad de adaptarse a los cambios tecnológicos. La nueva ministra deberá afrontar estos desafíos y buscar consensos con los diferentes actores del sistema educativo, incluyendo docentes, estudiantes y familias.
Se espera que Kicillof envíe el pliego de Terigi a la Legislatura bonaerense para su designación formal. Mientras tanto, la comunidad educativa y la sociedad en general observan con atención este cambio en la conducción de la educación provincial, a la espera de conocer las prioridades y políticas que implementará la nueva gestión.
Reforma Laboral en la Mira
En paralelo a los cambios en el gabinete, un reciente estudio de Monitor Digital revela una creciente preocupación y reacción negativa frente a las reformas del Gobierno, especialmente la reforma laboral. El clima emocional oscila entre el enojo, la incertidumbre y expectativas de modernización, lo que plantea un desafío adicional para la gestión de Kicillof y su equipo.