La noche del miércoles fue agridulce en La Fortaleza. Si bien Lanús cayó ante Tigre en los octavos de final del torneo Clausura, la velada estuvo teñida de emoción y reconocimiento: Lautaro "Laucha" Acosta, el jugador más ganador en la historia del club, se despidió del fútbol profesional.
Un Recibimiento de Campeones
Antes del partido, Lanús, reciente campeón de la Copa Sudamericana, fue homenajeado por Tigre con un pasillo de honor. Lejos de cualquier polémica, los jugadores del Matador aplaudieron a los integrantes del Granate, reconociendo la gesta épica conseguida en Asunción. Los jugadores de Lanús, acompañados por sus hijos, portaban estrellas que simbolizaban la consagración.
Las tribunas también fueron protagonistas, con un juego de luces y el encendido de linternas que crearon un ambiente festivo pese a la derrota inminente.
Lágrimas y Agradecimiento
Aunque se quedó en el banco de suplentes, la presencia de Acosta fue palpable. Su último partido había sido en Asunción, donde, a pesar de fallar un penal en la definición, levantó la Copa Sudamericana. El destino quiso que su despedida fuera en casa, con su gente, celebrando el sexto título con la camiseta granate.
"Quiero agradecer a estos guerreros, a mis compañeros, que me acompañaron y ayudaron cuando no pude más. Estuvieron ahí para levantarme", expresó Acosta en medio de los festejos. "Después quiero agradecerles a ustedes (los hinchas). Fuimos recontra felices, lloramos, reímos, siempre hombro con hombro... Me voy siendo el hombre más feliz del mundo".
Un Legado Imborrable
Con más de 400 partidos y seis títulos, Lautaro Acosta deja un legado imborrable en Lanús. Su entrega, su pasión y su compromiso lo convirtieron en un ídolo indiscutible. La noche del miércoles fue un tributo a su carrera, un reconocimiento a un jugador que lo dio todo por la camiseta granate.
El "Laucha" se va, pero su nombre quedará grabado para siempre en la historia de Lanús. Su despedida fue un momento emotivo, lleno de lágrimas y aplausos, un reflejo del cariño y la admiración que siente la hinchada por su máximo ídolo.